Uno de los términos más estudiados por cualquier músico durante sus años de formación es el de "silencio expresivo", un tipo de recurso que no responde a necesidades arquitectónicas ni estructurales de una obra en concreto, sino que aporta un valor intrínseco por cuanto tiene de pausa antes de la tormenta. Pocos silencios tan expresivos se pueden vivir en lo musical como, por desgracia, el emotivo minuto de silencio que levantó a todo el Real en homenaje a las víctimas de París antes de comenzar el concierto.
Acostumbrados a otro tipo de programas cuando se trata de un piano y un cantante, el hilo argumental en esta segunda cita del ciclo Las voces del Real brilló por su ausencia, siendo la velada una sucesión de arias y canciones elegidas por el tenor y dispuestas en modo catártico. Si bien la elección no es censurable, un poco más de trabajo en ese sentido da como resultado un producto que suele trascender hacia otros significados con mayor facilidad, y no se corre el riesgo de pasar todo el concierto haciendo quinielas sobre los bises. El recital empezó con tres piezas francesas de Henri Duparc de corte mucho más intimista que todo lo que vendría después. Sirvieron, por un lado, para demostrar que la capacidad para el matiz y el gusto por el detalle evocador de Flórez siguen allí: que apiana el sonido cómo y cuando quiere, que puede acercarse a otros repertorios que no finalizan en sobreagudo triunfal con garantías de éxito. También sirvieron para comprobar que, en cuanto a volumen, se estaba reservando para la segunda parte.
El breve paso por Mozart (con "Il mio tesoro" y "Un aura amorosa") funcionó mejor en lo estético que en lo dramático: el tenor abordó el repertorio como si fuera una meta volante en su carrera hacia el bel canto, sin excavar medio metro en la superficialidad de la retórica clasicista pero con sotto voce magníficamente ejecutados y buenas ideas de fraseo. En ese momento más que en ningún otro se echó en falta el acompañamiento orquestal, perdiéndose los guiños tímbricos y los jardines secretos del viento madera en la panoplia del piano.