En su décimo programa de la temporada 24-25, celebrado en el Centro Cultural “Miguel Delibes” de Valladolid, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León nos llevó por España, Dinamarca y Alemania con obras de los siglos XIX y XX. Contamos para ello con un solista consagrado, Emmanuel Pahud, y un director cada vez más reconocido en el panorama internacional, Pablo González.

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Emmanuel Pahud y Pablo González con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León
© OSCyL

La velada comenzó con Cielo bajo, obra escrita por Rosa García Ascot en 1924. De corta duración y deliciosa escucha, contiene variantes temáticas interesantes y una orquestación que saca gran rendimiento a un conjunto de corte camerístico. La interpretación de Pablo González y la OSCyL fue ejemplar, tanto en la planificación como en el rendimiento de la orquesta. A continuación, el flautista Emmanuel Pahud dio una lección de técnica y musicalidad en el magnífico Concierto para flauta y orquesta, FS119, de Carl Nielsen. Obra de 1926 que el solista, con virtuosismo y serenidad a partes iguales, recreó magistralmente. Dadas las exigencias de ecléctica composición, el flautista franco-suizo se nos antoja como uno de los intérpretes ideales. González y la orquesta estuvieron a gran nivel y su empatía con Pahud fue evidente, tanto en los tutti orquestales como en las muy logradas intervenciones de los solistas de la orquesta. Pahud regaló otra obra de Nielsen, Børnene spiller (Los niños juegan), en una versión espléndida.

Emmanuel Pahud © OSCyL
Emmanuel Pahud
© OSCyL

Antes de comenzar la Sinfonía núm. 4 en re menor, op. 120, de Robert Schumann (en la revisión de 1851), Pablo González tomó el micrófono y destacó algunos aspectos históricos sobre el compositor y la obra. Explicó su intención de destacar la instrumentación de la revisión y, al mismo tiempo, llevarnos a la juventud y fuego de 1841, momento de la concepción de la obra. El resultado fue una interpretación de las más veloces que recordamos, con una orquesta tendente a lo camerístico, y mucha fogosidad; esto último enfatizado por la gestualidad intensa del director. 

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La Orquesta Sinfónica de Castilla y León con Pablo González en la dirección
© OSCyL

En la introducción al primer movimiento (Ziemlich langsam-Lebhaft) hubo más ligereza que densidad (aunque con buen fraseo y control), seguida por un Lebhaft donde reinó la persistente acentuación rítmica. El segundo (Romanze: Ziemlich langsam) estuvo bien cantado, a un tempo fluido, y contó con buenos solos; mientras que el tercero (Lebhaft-Trio) fue enérgico y extremadamente rápido, contrastado por un trio que mostró cierta calma. Fue excelente la transición al cuarto (Langsam-Lebhaft), muy bien planificada y con más peso que en los movimientos anteriores; para continuar con un tempo rapidísimo, que puso a prueba el virtuosismo de la orquesta. Resultó ser una versión muy particular de esta obra extraordinaria, que, en todo caso, tuvo muchos aciertos y una prestación orquestal excelente. Como regalo, la OSCyL ofreció una vibrante versión de la Danza húngara núm. 5 de Johannes Brahms.

Esta velada nos permitió recordar a una compositora española de gran valía, además de disfrutar de las versiones de dos obras emblemáticas del repertorio, a cargo de excepcionales intérpretes.

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