Este mes de enero exploramos el mundo de la música contemporánea a través de los ojos de algunos de los mejores intérpretes de conjuntos especializados. En esta ocasión hablamos con Berta Fresco, pianista del Ensemble Kuraia.
¿La música contemporánea es más difícil de tocar que la música clásica? Por ejemplo, ¿necesitan más tiempo para dominar los aspectos técnicos? ¿Le parece más compleja a la hora de interpretarla?
No creo que la música contemporánea sea necesariamente más difícil de tocar que la música clásica, lo que pasa es que estamos más familiarizados con el lenguaje clásico. Este es un hecho que ocurre desde muy temprana edad ya en el currículum de los conservatorios. Nos resulta una música ajena y como profesores no nos atrevemos a enseñarla a tocar a nuestros alumnos, perpetuando este problema durante generaciones, y fomentando la idea de que la música contemporánea es muy compleja e inaccesible para el público. Desde el punto de vista del intérprete, creo que requiere cierto tiempo adecuarse a la técnica extendida de tu instrumento.
¿Cree que la manera de aproximarse a la música contemporánea se asemeja a la forma en la que los grupos de música antigua se acercan a su repertorio?
Creo que no. La manera de acercarse a la interpretación de la música antigua es desde un punto sonoro conocido, es una música que ya ha sido tocada, estudiada y documentada a lo largo de los siglos; algo que no ocurre con la música de nuestro tiempo. Esta es una música joven, viva y en constante evolución... además de que en muchísimas ocasiones el intérprete tiene la oportunidad de trabajar con el propio compositor.
¿Resulta difícil conseguir que la música contemporánea se programe y llegue a las salas de conciertos? ¿Está cambiando la respuesta del público hacia la música contemporánea? ¿Cree que esto varía según qué países?
A mi parecer, se está intentando en los últimos años que en las salas de conciertos haya una mayor presencia de música contemporánea en las programaciones, y se está consiguiendo. En España hay muchas programaciones de temporada de orquesta en las que incluyen obras de jóvenes compositores emergentes, y de compositores reconocidos nacional e internacionalmente. Este año, en el Teatro Real se va a representar una obra de Elena Mendoza. Pero como todo, requiere su tiempo para que se normalice esta realidad. Tanto para los músicos que deben trabajar una obra compleja, como para el público y las instituciones. Una vez más creo que el problema viene de la educación, desde la base de la enseñanza. Si no educamos a niños curiosos por conocer la cultura y arte contemporáneos en el futuro, no vamos a llenar una sala de conciertos o una exposición. Sin embargo, y sorprendentemente, desde mi experiencia como docente, a los alumnos les encanta la música contemporánea, especialmente la que tiene que ver con la espontaneidad, con explorar sonidos nuevos con su instrumento, con la gestualidad. Algo pasa en su educación posterior para que esa curiosidad inicial no se refleje en las salas de conciertos.
¿Qué hace su conjunto para tratar de llegar a más público?
El Ensemble Kuraia es un proyecto afincado en el País Vasco que tiene casi 20 años de vida y el objetivo es difundir la música contemporánea en general. La finalidad es acercar al público la música de los compositores de su tiempo, nacionales e internacionales, así como dar a conocer la música de compositores vascos. La manera de llegar al público es a través de talleres con alumnos de composición, actuación en Conservatorios, charlas explicativas de compositores, y tener un amplio repertorio, con programas más o menos asequibles para el público.
¿Cuál es la obra que recuerdan haber tocado con más emoción o que más les apasiona? ¿Por qué?
Recuerdo con especial cariño un concierto en Lima en el que interpretamos Epístola a un transeúnte de Luis de Pablo. Es una obra que trabajamos intensamente y que hemos tenido la oportunidad de interpretarla en muchos lugares. Creo que nos ayudó a madurar como grupo.