Memorable velada de música de cámara, la celebrada en la sala de cámara del Auditorio de Tenerife, donde pudimos disfrutar del arte del Guarneri Trio Prague, conjunto formado en 1986 por tres de los más prestigiosos instrumentistas checos de su generación, que a su vez son magníficos músicos de cámara. El programa, titulado “De Viena a Praga”, nos regaló un viaje en el que se pudo constatar el altísimo nivel de estos músicos veteranos; que se encuentran en una forma envidiable, tanto en los aspectos técnicos como en los musicales.

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Guarnieri Trio Prague
© Miguel Barreto | Auditorio de Tenerife

Destaca la unidad en los conceptos de estos tres artistas, que si bien tienen personalidades propias muy definidas, son capaces de adaptarse perfectamente en aras de una visión común. La manera de comunicarse entre ellos es extremadamente natural; fruto, sin duda, de sus años de experiencia. Ivan Klánský es un pianista de sonido luminoso y muy cuidado, capaz de producir variedad de sonoridades con economía de movimientos, todo esto fruto de una técnica muy depurada y un uso exquisito de los pedales. El violinista Čeněk Pavlík se mostró temperamental y enérgico cuando la música lo requería, con movimientos muy expresivos que repercutían en variedad de acentos. Por otro lado, el chelista Marek Jerie, de gestos elegantes y efectivos, evidenció gran madurez y control emocional.

La velada comenzó, de manera inmejorable, con el Trío en sol mayor Hob. XV/25 de Franz Joseph Haydn; muy cuidado en la articulación, bien cantando, con sonoridad pianística bellísima y atención a todas las inflexiones de fraseo. El Andante sonó fluido y variado, el Poco adagio, cantabile fue muy expresivo y atmosférico y el Rondo all’Ongarese, tomado a un tempo no excesivamente rápido, fue una delicia; lleno de gracia y control. En el Trío en re mayor, op 70 núm. 1, “Fantasma”, de Ludwig van Beethoven, los músicos mantuvieron las virtudes mostradas en Haydn, desplegando gran claridad polifónica, más energía, humor y ciertas dosis de drama, cuando eran requeridos. El primer movimiento, Allegro vivace e con brio, fue vibrante, con claridad de ideas y construcción convincente; mientras que el prodigioso segundo movimiento, Largo assai ed espressivo, tuvo también una versión de altísimo nivel, quizás no muy dramática, pero de un control apabullante y una atención minuciosa a cada detalle de la partitura. El Presto fue brillante, alegre y lleno de guiños. Con estas dos obras, la estancia en Viena fue espléndida.

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Ivan Klánský (piano), Marek Jerie (chelo).
© Miguel Barreto | Auditorio de Tenerife

Pero quedaba Praga y una de las grandes especialidades de la casa: la música checa. Triunfo rotundo con el Trío en sol menor, op. 15, de Bedřich Smetana; tocado de manera muy expresiva y colorista, sin excesos sentimentales, y con gran adecuación estilística. Después de la magnífica introducción del violín, el primer movimiento (Moderato assai) fue muy emotivo. En el segundo (Allegro, ma non agitato) los músicos destacaron perfectamente el carácter folclórico de los temas y estuvieron sensacionales en las dos secciones centrales, soberbiamente planteadas y realizadas. En el último (Presto) hubo demostración de virtuosismo y grandes contrastes; concluyendo así, de manera brillante, este viaje inolvidable. Como regalo, dos maravillas de Antonín Dvořák: la séptima de las Humoresky, op. 101 y el Scherzo del Trío núm. 1, op. 25.

Así concluía esta velada memorable, protagonizada por tres grandes músicos checos que se encuentran en un momento de gran madurez y que hicieron disfrutar mucho al público presente.

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